miércoles, 18 de noviembre de 2009

COMO HECHAR GASOLINA Y HACER QUE ALGUIEN PIERDA LA PACIENCIA... O NO?

Sé que la mayoría de la gente ve el acto de repostar como una de las mayores nimiedades de la vida moderna. También sé que la gente detrás de un volante se pone especialmente nerviosa cuando están parados, pero no sabía que podía hacer del acto de repostaje la mayor forma de sacar de quicio a alguien aparentemente inmutable.

Todos os preguntareis como pudo ocurrir algo así, y es lo que pretendo explicar de la mejor forma y con mayor objetividad que pueda expresar.

Como suele ocurrir después de tres semanas conduciendo un coche, me había quedado sin gasolina en el coche, y aun no había echado gasolina en el vehículo, por lo que me fui a la gasolinera.

Cuando llegué a la gasolinera, parecía que era la hora de “llena el deposito gratis, y, además, te regalamos un móvil” de gente que había.

Me puse en un principio en la cola que me tocaba, pero, como vi que al lado no había nadie, me puse al otro lado, pensando que allí me servirían la gasolina.

Tras estar esperando cinco minutos, se me acercó el dependiente,y me informó que el depósito de mi coche estaba al otro lado y no me podían llenar el coche desde allí, así que me tenía que poner al otro lado, por lo que comencé a mover el coche, y tras unas cuantas maniobras entre todos los vehículos que atestaban la gasolinera (aunque ninguno estaba echando gasolina en su coche), me puse en el primer puesto de la cola tan larga anteriormente mencionada.

Tranquilamente, veía que el dependiente se empezaba a poner nervioso, pero no sabia por que, hasta que, tras cinco minutos, me recordó que para echar gasolina hay que abrir el depósito primero, pero claro, yo nunca había echado gasolina en el mismo, por lo que, tras buscar la palanca por el interior sin encontrarla, me baje del coche para ver si se abría el depósito con llave.

Por supuesto, los coches nuevos no tienen llave en el deposito, por lo que me volví al interior a ver si la encontraba (yo veía que el encargado se ponía nervioso…y el resto de los que esperaban también). Llame a un amigo que había tenido el coche anteriormente, y, justo cuando me cogía el teléfono, encontré la palanca, por lo que procedí a tirar de ella y abrir el depósito.

“95, full”, le dije al amable (y por su mirada, desesperado)dependiente, y me lleno el depósito.

En total, llenar el depósito me costó 25 riales, unos 5 euros (para 45 litros no está mal ,¿no?), y le dí para pagar un billete de 500 riales, es que no tenia suelto (viene a ser como unos 100 euros, ¿os imagináis comprar unas barras de pan y pagar con 100 euros?), y la cara del dependiente ya era un cromo, cuando le dije que no tenia otra cosa.

Comprobó que el billete era verdadero (creo que hay muchos falsos de 500 riales por aquí, que es otra historia que ya os contaré en otro momento), y me dio la vuelta… la cual me propuse contar, y comprobar los billetes de 100 no fuese que alguno fuera falso (¿si el no se fiaba de mis billetes, por que yo si tenía que fiarme de los suyos?), y el de detrás empezó a pitar, nervioso perdido.

Tras comprobar los billetes grandes, tampoco había que abusar de la paciencia saudí, decidí irme, más cual no sería mi sorpresa, al no encontrar la llave.

Me vacié los bolsillos, pero no la encontraba, me registré en todos los sitios,y cuando ya iba a bajar del coche para ver si se me habían caído o algo, me di cuenta que estaban entre mis piernas, pues las había puesto en el asiento después de sentarme cuando bajé a ver como se abría la tapa del depósito.

Tras más de media hora, y varios pitidos a ver si me movía, me fui de la gasolinera, con el dependiente subiéndose por las paredes, y habiendo conseguido que la sociedad secreta se pusiese secreta con mi estado de inconsciencia total.

No he vuelto a echar gasolina, pero estoy esperando su contragolpe el día que tenga que volver a alguna gasolinera, a ver lo que me cae encima, aunque igual soy capaz de hacerlo todavía peor. Intentaré tomármelo con filosofía.

Bueno, chicos, un saludo muy fuerte, y no dejéis de leer, yo me estoy leyendo 1984, y os lo recomiendo, aunque no me lo he terminado aún… bueno, he tardado tanto en publicar esta chorrada, que si me lo he terminado de leer, y, ahora sabiendo lo que digo, os lo recomiendo.

Un abrazo a toda esa gente, a la que tanto quiero y hecho de menos.