jueves, 19 de agosto de 2010

LE GLOBE



Creo que cuando uno está fuera de casa mucho tiempo, y más si está en un país como este, en el que todo, o casi todo lo bueno de esta vida está prohibido, uno tiene que darse un capricho.

Ayer fue cuando nos tocó darnos el capricho a seis compañeros de trabajo, y nos fuimos a uno de los restaurantes más caros de Riad a celebrar… bueno, ayer fue el cumpleaños de mi madre, y de la madre de uno de mis compañeros, así que, a celebrar los cumpleaños de nuestras madres, por que ellas lo valen.

Este restaurante está en lo alto de la torre faisalía, una de las torres más emblemáticas de Riad, quizá la segunda despues de la torre Kingdom, y en el lo alto, tiene una esfera acristalada, dentro de la cual hay un restaurante.



Este restaurante es “le Globe”, un restaurante circular, bastante más occidental que la mayoría de los restaurantes de aquí, y desde el que las vistas son excepcionales.
Cenas casi en penumbra, pero creo que es por que así puedes ver mejor la ciudad, una ciudad inmensa llena de luces.





Paso a recrearos un poco con las vistas, entre otras de la torre Kingdom:







De refresco un batido de lima, platano, menta, y no se que más.



De aperitivo un pastelito de salmón regalo de la casa, y unos untados muy ricos, el de aceitunas estaba muy rico. Los panes, cada uno de una cosa diferente, nueces, queso, italiano…





De entrante, queso de cabra caramelizado con rollitos de berenjena y ensalada.



De plato fuerte cordero Australiano (que asco, cordero….) al horno.



Como recomendación del post… alguna vez en vuestra vida, pegaros un gustazo, el que sea, pero disfrutad de él todo lo que podais. Nos vemos en los bares (aquí tardaré un poquito en volver).

sábado, 14 de agosto de 2010

Estor... He sido yo?

He sido yo???

Sí, eso fue lo que yo me dije cuando me sucedió lo que me sucedió ayer…

¿Que qué me sucedió? Esperad que ahora os cuento.

El otro día, ayer, me levanté tarde, porque era viernes (día de descanso en Arabia Saudí).

Fui a levantar el estor para que los agradables rayos de sol iluminasen mi humilde morada, pero la cadena se saltó varios dientes, como si una cabra montesa se tratase, de risco en risco, y el tope llegó a la rosca superior, por lo que no podía subirlo más. Como lo tengo encima del sofá, me subí a la parte de arriba del sofá emulando las cabras del titiritero alehop, de pueblo en pueblo.

Regresando al estor, intenté forzarlo un poco para que se saltase la cadena al revés de cómo se había saltado, pero lo que conseguí fue que se saltase del otro extremo, precipitándose al vacío del extremo opuesto al que yo sujetaba, pero como el extremo donde yo estaba trabajando lo tenía sujeto (válgame la rebuznancia), se quedó enganchado al pivote que lo sujetaba, y se rompió una pestaña (estas cosas las hacen para que se rompan a la mínima).

La imagen que os estáis imaginando es patética, yo, en calzoncillos, subido en lo alto de un sofá, sujetando el estor, que estaba medio caído e intentando guardar el equilibrio para no destrozar el mobiliario de mi morada con mi fibroso cuerpo… menos mal que nadie me vio, pues la imagen, vista desde fuera de casa, podría haber sido tratada de exhibicionismo aquí en Arabia.

Haciendo equilibrio a lo largo del sofá con un arte semejante al que puede tener un equilibrista del circo del Sol, me acerqué al otro extremo del estor, para volverlo a colocar en su sitio, consiguiendo que se me cayese del otro extremo, golpeándose el mecanismo que hace girar el estor, de forma que se salió de su sitio.

Como no había tenido suficiente, o ya lo daba todo por perdido, puse el estor sobre el asiento del sofá y me volví a subir al cabecero, como escalador en la pared de un monte escarpado, para ver si las sujeciones se habían soltado o dañado. Parecía que la primera estaba bien, así que me dirigí a la segunda, por la parte superior del sofá, pero perdí un poco el equilibrio, y puse un pié sobre el asiento, encima del estor, descubriendo que el cilindro metálico que lleva para enrollar la cortina, no es rígido del todo, digamos que es pseudo rígido, pasando a forma la V de vivienda.

Al final conseguí enderezarlo un poco, y colocarlo en su sitio, temporalmente (hasta por la noche) para cambiarlo por otro nuevo.

Como veréis, colocar un estor es fácil, el problema viene cuando tienes que arreglarlo.

Como consejo, si veis que el día sale torcido, y más en fin de semana, echaros una siesta y volver a empezar el día, sacareis más provecho, y romperéis menos cosas.

Como recomendación de este mes, una película que me ha hecho reír un buen rato, Partes Privadas, sobre la vida de Howard Stern, locutor de radio de EEUU. Ya la recomendó Carnicero en su blog, pero es que es buenísima, unos diálogos delirantes, sexo radiofónico, puteos a cascoporro, y humor inteligente y obsceno, una película que no sé cómo no está dentro de las mejores de la historia.

Muchos besos, y nos vemos.