sábado, 14 de agosto de 2010

Estor... He sido yo?

He sido yo???

Sí, eso fue lo que yo me dije cuando me sucedió lo que me sucedió ayer…

¿Que qué me sucedió? Esperad que ahora os cuento.

El otro día, ayer, me levanté tarde, porque era viernes (día de descanso en Arabia Saudí).

Fui a levantar el estor para que los agradables rayos de sol iluminasen mi humilde morada, pero la cadena se saltó varios dientes, como si una cabra montesa se tratase, de risco en risco, y el tope llegó a la rosca superior, por lo que no podía subirlo más. Como lo tengo encima del sofá, me subí a la parte de arriba del sofá emulando las cabras del titiritero alehop, de pueblo en pueblo.

Regresando al estor, intenté forzarlo un poco para que se saltase la cadena al revés de cómo se había saltado, pero lo que conseguí fue que se saltase del otro extremo, precipitándose al vacío del extremo opuesto al que yo sujetaba, pero como el extremo donde yo estaba trabajando lo tenía sujeto (válgame la rebuznancia), se quedó enganchado al pivote que lo sujetaba, y se rompió una pestaña (estas cosas las hacen para que se rompan a la mínima).

La imagen que os estáis imaginando es patética, yo, en calzoncillos, subido en lo alto de un sofá, sujetando el estor, que estaba medio caído e intentando guardar el equilibrio para no destrozar el mobiliario de mi morada con mi fibroso cuerpo… menos mal que nadie me vio, pues la imagen, vista desde fuera de casa, podría haber sido tratada de exhibicionismo aquí en Arabia.

Haciendo equilibrio a lo largo del sofá con un arte semejante al que puede tener un equilibrista del circo del Sol, me acerqué al otro extremo del estor, para volverlo a colocar en su sitio, consiguiendo que se me cayese del otro extremo, golpeándose el mecanismo que hace girar el estor, de forma que se salió de su sitio.

Como no había tenido suficiente, o ya lo daba todo por perdido, puse el estor sobre el asiento del sofá y me volví a subir al cabecero, como escalador en la pared de un monte escarpado, para ver si las sujeciones se habían soltado o dañado. Parecía que la primera estaba bien, así que me dirigí a la segunda, por la parte superior del sofá, pero perdí un poco el equilibrio, y puse un pié sobre el asiento, encima del estor, descubriendo que el cilindro metálico que lleva para enrollar la cortina, no es rígido del todo, digamos que es pseudo rígido, pasando a forma la V de vivienda.

Al final conseguí enderezarlo un poco, y colocarlo en su sitio, temporalmente (hasta por la noche) para cambiarlo por otro nuevo.

Como veréis, colocar un estor es fácil, el problema viene cuando tienes que arreglarlo.

Como consejo, si veis que el día sale torcido, y más en fin de semana, echaros una siesta y volver a empezar el día, sacareis más provecho, y romperéis menos cosas.

Como recomendación de este mes, una película que me ha hecho reír un buen rato, Partes Privadas, sobre la vida de Howard Stern, locutor de radio de EEUU. Ya la recomendó Carnicero en su blog, pero es que es buenísima, unos diálogos delirantes, sexo radiofónico, puteos a cascoporro, y humor inteligente y obsceno, una película que no sé cómo no está dentro de las mejores de la historia.

Muchos besos, y nos vemos.

4 comentarios:

  1. Pues teniendo en cuenta que te dedicas a la construccion...
    Me das miedo...
    Esa habilidad bricomaniaca debe ser controlada de inmediato....

    Por cierto, ya me acabé Tokio Blues y la verdad es que me gustó bastante.
    Ahora, por alguna razon que desconozco, estoy con otro japo leyendome uno que se llama Botchan...
    Al final le voy a coger gusto a los japos en general y no solo al sushi...

    ResponderEliminar
  2. Botchan está muy bien, es una historia diferente, no se, los japoneses tienen una forma especial de escribir, que te cuentan cosas cotidianas, casi que intrascendentales, pero de una forma que te engancha... CUIDADOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Txiky, ¿y no hubiese sido mejor llamar a un charlie para que te lo arreglase? ¡Juassssssssssssssssssssss! Me estoy imaginando la escena y... jajajajajajaja
    Si por algo dicen que en el día del Señor (en este caso, Alá) no hay que trabajar...
    Saludos desde España.
    Chus

    ResponderEliminar
  4. No, a los charlies, ahora, hay que pagarles... casi por todo, y como el estor me lo compré yo, no me lo arreglan.
    Por cierto, luego arreglé el otro, y funciona, ahora tengo dos ventanas y tres estores

    ResponderEliminar