jueves, 19 de agosto de 2010

LE GLOBE



Creo que cuando uno está fuera de casa mucho tiempo, y más si está en un país como este, en el que todo, o casi todo lo bueno de esta vida está prohibido, uno tiene que darse un capricho.

Ayer fue cuando nos tocó darnos el capricho a seis compañeros de trabajo, y nos fuimos a uno de los restaurantes más caros de Riad a celebrar… bueno, ayer fue el cumpleaños de mi madre, y de la madre de uno de mis compañeros, así que, a celebrar los cumpleaños de nuestras madres, por que ellas lo valen.

Este restaurante está en lo alto de la torre faisalía, una de las torres más emblemáticas de Riad, quizá la segunda despues de la torre Kingdom, y en el lo alto, tiene una esfera acristalada, dentro de la cual hay un restaurante.



Este restaurante es “le Globe”, un restaurante circular, bastante más occidental que la mayoría de los restaurantes de aquí, y desde el que las vistas son excepcionales.
Cenas casi en penumbra, pero creo que es por que así puedes ver mejor la ciudad, una ciudad inmensa llena de luces.





Paso a recrearos un poco con las vistas, entre otras de la torre Kingdom:







De refresco un batido de lima, platano, menta, y no se que más.



De aperitivo un pastelito de salmón regalo de la casa, y unos untados muy ricos, el de aceitunas estaba muy rico. Los panes, cada uno de una cosa diferente, nueces, queso, italiano…





De entrante, queso de cabra caramelizado con rollitos de berenjena y ensalada.



De plato fuerte cordero Australiano (que asco, cordero….) al horno.



Como recomendación del post… alguna vez en vuestra vida, pegaros un gustazo, el que sea, pero disfrutad de él todo lo que podais. Nos vemos en los bares (aquí tardaré un poquito en volver).

sábado, 14 de agosto de 2010

Estor... He sido yo?

He sido yo???

Sí, eso fue lo que yo me dije cuando me sucedió lo que me sucedió ayer…

¿Que qué me sucedió? Esperad que ahora os cuento.

El otro día, ayer, me levanté tarde, porque era viernes (día de descanso en Arabia Saudí).

Fui a levantar el estor para que los agradables rayos de sol iluminasen mi humilde morada, pero la cadena se saltó varios dientes, como si una cabra montesa se tratase, de risco en risco, y el tope llegó a la rosca superior, por lo que no podía subirlo más. Como lo tengo encima del sofá, me subí a la parte de arriba del sofá emulando las cabras del titiritero alehop, de pueblo en pueblo.

Regresando al estor, intenté forzarlo un poco para que se saltase la cadena al revés de cómo se había saltado, pero lo que conseguí fue que se saltase del otro extremo, precipitándose al vacío del extremo opuesto al que yo sujetaba, pero como el extremo donde yo estaba trabajando lo tenía sujeto (válgame la rebuznancia), se quedó enganchado al pivote que lo sujetaba, y se rompió una pestaña (estas cosas las hacen para que se rompan a la mínima).

La imagen que os estáis imaginando es patética, yo, en calzoncillos, subido en lo alto de un sofá, sujetando el estor, que estaba medio caído e intentando guardar el equilibrio para no destrozar el mobiliario de mi morada con mi fibroso cuerpo… menos mal que nadie me vio, pues la imagen, vista desde fuera de casa, podría haber sido tratada de exhibicionismo aquí en Arabia.

Haciendo equilibrio a lo largo del sofá con un arte semejante al que puede tener un equilibrista del circo del Sol, me acerqué al otro extremo del estor, para volverlo a colocar en su sitio, consiguiendo que se me cayese del otro extremo, golpeándose el mecanismo que hace girar el estor, de forma que se salió de su sitio.

Como no había tenido suficiente, o ya lo daba todo por perdido, puse el estor sobre el asiento del sofá y me volví a subir al cabecero, como escalador en la pared de un monte escarpado, para ver si las sujeciones se habían soltado o dañado. Parecía que la primera estaba bien, así que me dirigí a la segunda, por la parte superior del sofá, pero perdí un poco el equilibrio, y puse un pié sobre el asiento, encima del estor, descubriendo que el cilindro metálico que lleva para enrollar la cortina, no es rígido del todo, digamos que es pseudo rígido, pasando a forma la V de vivienda.

Al final conseguí enderezarlo un poco, y colocarlo en su sitio, temporalmente (hasta por la noche) para cambiarlo por otro nuevo.

Como veréis, colocar un estor es fácil, el problema viene cuando tienes que arreglarlo.

Como consejo, si veis que el día sale torcido, y más en fin de semana, echaros una siesta y volver a empezar el día, sacareis más provecho, y romperéis menos cosas.

Como recomendación de este mes, una película que me ha hecho reír un buen rato, Partes Privadas, sobre la vida de Howard Stern, locutor de radio de EEUU. Ya la recomendó Carnicero en su blog, pero es que es buenísima, unos diálogos delirantes, sexo radiofónico, puteos a cascoporro, y humor inteligente y obsceno, una película que no sé cómo no está dentro de las mejores de la historia.

Muchos besos, y nos vemos.

viernes, 2 de julio de 2010

EN BUSCA DEL FUEGO

El otro día (01/06/2010), yo me encaminaba hacia el centro en mi flamante vehículo (lo flameante viene a continuación), con un compañero de trabajo para comprar unas cuantas botellas de zumo de uva, porque, últimamente, nos ha dado por el zumo de uva, cuando, al tomar King Fahad, nos encontramos que en un edificio de unas treinta plantas, en la planta superior, parecía que había fuego… bueno, realmente la cosa fue diferente, yo creí ver fuego, pero parecía muy pequeño, solo se veía un puntito, y, cuando se lo comuniqué, como no se veía ya, me dijo tal que “tu estas muy mal…” el caso es que pasamos el edificio, y mi amigo miró para atrás (yo os recuerdo que estaba conduciendo, no podía hacer tal cosa), y me dijo, “si, tío, si que está ardiendo, y están ardiendo lo menos tres plantas…”, por lo que me giré y vi que era cierto, que el edificio ardía cual olímpica llama venida a más, pero sin moverse del sitio.



Los coches de bomberos empezaron a pasar para un lado y otro, el tráfico empezó a hacerse denso, pero nosotros llegamos al gran almacén donde nos dirigíamos, y, tras hacer nuestra compra, volvimos a casa, pero no por el mismo camino, sino por otro, dado que llegar hasta la torre incendiada, me parecía misión suicida desde antes de que se me pasase por la cabeza, y le demostré a mi compañero de viaje mi gran facilidad para perderme, y, una vez que todo parece perdido, encontrarme de forma rápida y misteriosa, pues me equivoqué en el camino alternativo para volver a casa, y, creo que encontré otro camino más rápido.

Este inciso no venía a cuenta de nada, pero lo dejaré, porque me parece entretenido, y puede llegar a despistar un tanto del producto final que quiero obtener, de forma que, aunque no sirva para el resto de contexto, como inciso absurdo queda la mar de bien.

Pues a donde quería ir a parar, este incendio me dejó un poco intranquilo, aparte de por qué no avisé a los bomberos, (tampoco me sé el número de teléfono de los susodichos), pero más adelante sabréis por que no los avise, por cómo pudieron apagar el fuego, o, según supongo yo, que sería lo más seguro, y, dado que no sé lo que realmente ocurrió tras mi paso por el lugar del suceso, como se apagó el fuego por sí mismo tras haberse iniciado de forma misteriosa, dejando correr mi imaginación pseudo-literaria.

Todo esto lo digo con causa de desconocimiento pero por extrapolación de la experiencia, que, a veces, es más seguro que ver las cosas con tus propios ojos, pues no llegas a creértelo.

Os preguntareis el por qué de la experiencia… bien, os lo diré, almas hambrientas de información y conocimiento.

Unos días antes de que este incendio en el centro de Riyadh iluminase con luz propia mis pupilas, al salir del trabajo para ir a comer, cuando iba con uno de mis jefes, me encontré con una columna de humo que salía de uno de los edificios del complejo que estamos haciendo.

Era un humo negro y denso, como si se estuviese quemando petróleo (algo que sería normal en este país), o neumáticos viejos (algo raro, pues los tiran todos en mitad del desierto), pero quisimos pensar que era una máquina de estas nuevecitas que se usan para el movimiento de tierras o para el desplazamiento de cargas en altura que estaba arrancando sin contaminar más de lo visible (recordemos, por si alguien tiene memoria de pez, humo negro y dennnnnnnnnnso).




Como la columna de humo que en un principio, quiero pensar que con la ayuda del aire, parecía remitir, pensamos que sería eso, pero al cambiar la racha de aire y observar una mayor nube negra, decidimos que, igual, lo mejor era acercarse a ver qué pasaba, no fuese que se quemase toda la obra.

El caso es que nos acercamos al sitio para ver lo que ocurría… y lo que parecía estar ocurriendo era algo similar a una grabación de una película de los hermanos Marx, donde se recreaban con los mayores absurdos que he podido ver en mucho tiempo.
Nos encontramos con que el encofrado de una losa que se estaba preparando, se había declarado en llamas misteriosamente, y parece ser que se declaró él solo, porque a día de hoy, aun no se ha dado un razonamiento medianamente verosímil de lo que pudo haber ocurrido para iniciarse el incendio.

Cuando llegamos, ya las primeras filas para ver el espectáculo estaban abarrotadas de los trabajadores, que no parecían tener miedo de acercarse al incendio, ni intención de extinguir el mismo, pues, con el calor que hace en este país, refrescaba el ambiente y daba un poco de alegría, al poder reproducir de una forma un tanto abstracta las fallas de Valencia.

No solamente observaban el incendio desde abajo, sino también desde los forjados vecinos, con especial interés en el evolucionar de las llamas y en el volumen y dirección del humo (me han dicho que se llegaba a ver desde varios kilómetros a la redonda incluso dentro de Riyadh).

A todo esto, los bomberos parecía que estaban en camino, pues el encargado que vio el incendio en primer lugar, dado que el resto de gente por encima estaban comiendo lejos de la obra, decidió llamar a los bomberos… y, a pesar de que este hombre hablar árabe y se entendía perfectamente con quien le cogió el teléfono (en árabe, por supuesto) obtuvo por respuesta algo parecido a “pero usted no es un árabe saudí, así que no le podemos atender, apague el fuego como bien pueda, pues nosotros no estamos para servirles a ustedes, extranjeros”, quedándose el hombre tan estupefacto que simplemente les dijo, “bien, pues nada, encantado, pero si hay algún muerto, dado que el incendio es bastante grande, que sepan que son ustedes los responsables directos de lo que ocurra, muchas gracias.”



Parece ser quelas palabras del hombre conmovieron el alma de los diligentes bomberos, y estos, dejando su comida a medias (eso sí, creo que para dejarla a media decidieron tras una reunión definiendo pros y contras, y tras una votación que hubo que desempatar dos veces), para lo que tuvieron que comer solo un cuarto más de lo que tenían para almorzar para así llegar a la mitad de la pitanza y proceder a tomar las herramientas y vehículos para dirigirse a su insigne trabajo.

Tras unos diez minutos de estar allí, apareció un... bueno, una furgoneta de bomberos, con una pequeña manguera de agua presión….

Comenzaron a decir a la gente que se apartasen, pero mucha gente seguía en el edificio, cerquita del fuego, y, si les decías que se marchasen, en lugar de irse, se metían dentro… no lo entiendo, pero esa era su forma de “protegerse”.

Cuando el edificio estaba casi vacío, procedieron a intentar apagar el fuego con la furgonetilla… Esto sí que llegó a ser gracioso, primero intentaron echar el agua desde una distancia tal, que el agua no llegaba ni a la mitad. Como los bomberos son un poco escurridillos de peso, tubo que coger un policía (estos viven mejor, y le más corpulentos pesaría sus ciento cincuenta quilos) la manguera, porque a los bomberos les echaba para atrás, y ver a un policía de 150 kilos apuntalado por un bombero de unos 65… era muy gracioso.



A todo esto, el fuego seguía su curso, pero todavía no había llegado ni una sola gota de agua hasta el mismo.

El agua de la furgonetilla se acabó, y trajeron una cisterna para rellenarla, por lo que el fuego seguía y seguía progresando adecuadamente (por ponerle una nota general, pues podría haber sido notable o sobresaliente).

Ya por fin llegó un camión de bomberos, con escalera y todo… pero entre la gente y la cisterna, no le dejaban pasar para posicionarse.

Tras media hora, ser agredidos con barro por el jefe de policía, y un caos total, decidieron montar una manguera con trozos de mangueras… pero cuando se les dijo a los bomberos por donde se accedía más rápidamente, su contestación fue que si nos creíamos más listos que ellos… (Igual aun no se habían dado cuenta que trabajábamos en dicho edificio y sabíamos cómo estaban de escombros los accesos), por lo que se fueron por el acceso peorcito de todos.

Al final, gracias a la ayuda (lo hicieron todo) de los mirones que no habían salido del edificio, montaron la manguera… pero no tenían agua para la misma.
A todo esto el camión con la escalera ya había logrado pasar la marabunta, y se proponía a echar agua, pero como el aire soplaba en contra y estaban a más de treinta metros, el agua no llegaba al fuego… eso sí, llegó a mojar un poco la base de los pilares, se estaban acercando a su objetivo.

Tras varias filigranas más, tales como ver a los bomberos pasando justo debajo del fuego en lugar de ir por otro acceso, verlos a estos sin casco en zonas de riesgos de desprendimiento, ver a los trabajadores manejando la manguera, intentar que llegue el agua al fuego con un forjado de por medio, etc., el fuego quiso empezar a amainar (principalmente porque no quedaba más madera que quemar), y empezó a funcionar la manguera de arriba, la que habían formado los trabajadores.
Al final apagaron los rescoldos, y se fueron tan felices…



Pues lo dicho, todo esto pasó en una tercera planta, no quiero saber lo que pudo ser la acción extintora en lo alto de un edificio de 30 plantas… supongo que la yesca se acabo, o, sino, a estas alturas, un mes después, seguiría ardiendo.
Bueno, muchos besos, y esta vez os pido que escuchéis al grupo Última Experiencia, un grupo de Madrid que salió de una escuela técnica, y que por fin están pegando fuerte, muy fuerte… Animo, chicos, vosotros podéis.

sábado, 19 de junio de 2010

SARAMAGO


Obra
Biográfica

* 1997 Cadernos de Lanzarote (Cuadernos de Lanzarote, recopilación (1993/95))
* 2001 Cadernos de Lanzarote (Cuadernos de Lanzarote, recopilación (1996/97))
* 2006 As pequenas memórias. (Las pequeñas memorias, memorias de su infancia)

Poesía

* 1966 Os poemas possíveis (Poemas posibles)
* 1970 Provavelmente alegría (Probablemente alegría)
* 1975 O Ano de 1993 (El año de 1993)
* 2005 Poesía completa (Antología)

Relatos

* 1978 Objeto quase (Casi un objeto, cuentos)
* 1979 Poética dos cinco sentidos: o ouvido (Los cinco sentidos: El oído)
* 1998 O conto da ilha desconhecida (Cuento de la isla desconocida, "Todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarquemos en ellas")
* 2001 A maior flor do mundo (La flor más grande del mundo, relato infantil)
* 2009 El cuaderno (Recopilación del blog de Saramago)

Novela

* 1947 Terra de pecado (Tierra de pecado)
* 1948 Clarabóia (Claraboya, novela nunca publicada)
* 1977 Manual de pintura e caligrafía (Manual de pintura y caligrafía, novela filosófica acerca de la figura del artista)
* 1980 Levantado do chão (Levantado del suelo, historia de varias generaciones de campesinos portugueses, testigos de las penurias del campo y de un tiempo aciago, que culmina con el triunfo de la Revolución de los Claveles)
* 1982 Memorial do convento (Memorial del convento, la traducción de Basilio Losada mereció el Premio Nacional de traducción)
* 1984 O ano da morte de Ricardo Reis (El año de la muerte de Ricardo Reis)
* 1986 A jangada de pedra (La balsa de piedra, la península ibérica se desprende del resto de Europa y comienza a navegar por el Atlántico)
* 1989 História do Cerco de Lisboa (Historia del cerco de Lisboa, en 1147)
* 1991 O Evangelho Segundo Jesus Cristo (El Evangelio según Jesucristo, original visión de la vida del fundador del cristianismo)
* 1995 Ensaio sobre a Cegueira (Ensayo sobre la ceguera, una extraña epidemia condena a una ciudad a la ceguera blanca)
* 1997 Todos os nomes (Todos los nombres, novela acerca de don José, un kafkiano burócrata que al encontrar en el registro civil la ficha de una mujer, de la que no conoce siquiera la cara, queda perdidamente enamorado, y sale a buscarla)
* 2000 A caverna (La Caverna (novela), novela que parte del mito platónico y critica el consumismo)
* 2002 O homem duplicado (El hombre duplicado, dos hombres milimétricamente idénticos se encuentran: explora la angustia del ser anónimo perdido en una sociedad masificada)
* 2004 Ensaio sobre a lucidez (Ensayo sobre la lucidez, investiga los límites de la democracia)
* 2005 As intermitências da morte (Las intermitencias de la muerte, acerca de un país donde la gente deja de morir)
* 2008 A Viagem do Elefante (El viaje del elefante)
* 2009 Caín

Crónicas

* 1971 Deste mundo e do outro (De este mundo y del otro, Crónicas publicadas en el diario “A Capital”)
* 1973 A bagagem do viajante (El equipaje del viajante, Crónicas publicadas en los diarios “A Capital” y “Jornal do Fundão”)
* 1974 As opiniões que o DL teve (Las opiniones que DL tuvo, Crónicas políticas)
* 1977 Os Apontamentos (Apuntes, Crónicas publicadas en los diarios “Diário de Lisboa”(1972/73) y en el “Diário de Noticias” (1975))

Guía turística

* 1981 Viagem a Portugal (Viaje a Portugal)

Teatro

* 1979 A noite (La noche)
* 1980 Que farei com este livro? (¿Qué haré con este libro?)
* 1987 A segunda vida de Francisco de Assis (La segunda muerte de Francisco de Asís)
* 1993 In nómine Dei
* 2005 Don Giovanni ou O dissoluto absolvido

Para más información, leer la bibliografía que hay sobre estas lineas.

Saramago, nunca moriras, por que siempre te leeremos.

viernes, 11 de junio de 2010

EN BUSCA DE NUESTROS ANCESTROS

Bueno, volvemos a atacar con otra aventurita acaecida por estos lares para amenizar o destrozar vuestros intelectos.

En este país de diversiones, hay tantas cosas que hacer, que al final te tienes que decantar por hacer cosas que no puedes realizar en ningún otro sitio. Bueno, si las puedes hacer, pero aquí son actividades que se encuentran entre las más entretenidas.

El caso es que un día, un fin de semana de no hace demasiado, junto con unos compañeros que conocían como llegar, decidimos ir a por restos de nuestros ancestros.

Que conste que no hemos profanado ninguna tumba, solo hemos ido a por fósiles.



Fue un viernes, por la mañana, salimos de aquí sobre las nueve para no pasar demasiado calor, y con la intención de volver a comer a Riyadh.

El camino era fácil, carretera para adelante, hasta que llegas a un desvío, y llegas a un parque en mitad del desierto. Si, habéis leído bien, un parque en mitad del desierto.

¿Qué para que está? Pues supongo que para que algún beduino trashumante, si es que queda alguno, se dé un paseo y disfrute de un poco de sombra y césped.
La verdad es que no tiene precio, y la decoración del mismo es una apología de la paz.



El caso es que ese día vimos mucha agua, pues como había llovido torrencialmente no hacía mucho, aun quedaban restos del agua caída (leed, si no os acordáis, algún post anterior).

Pasado el parque, dimos la vuelta, y nos salimos al desierto, llegando a una presa que estaba llena de agua, pero que en breve estará seco, dado que el calor aquí no aprieta, sino que aplasta. En esta presa, algún saudí moderno, ha dejado retazos de arte callejero, aunque tiene que perfeccionar, pero por algo se empieza… así empezó Muelle… para el que se acuerde.

Una vez en el desierto, atravesando una zona para ir al otro lado de la presita, nos metimos entre montículos, y llegamos a uno donde el que sabía el camino, y como buscarlo, dijo que podía haber fósiles.



Lo de buscar fósiles, parece que es una tarea sencilla, solo había que mirar al suelo, y diferenciarlos de las rocas, y ya está… y si hubieseis visto a la hija de unos amigos, os parecería que es tarea fácil, pero os juro que tardé un buen rato en ver el primero, mientras que la hija de mis amigos ya llevaba como veinte. Yo estaba empezando a sentirme frustrado, no encontraba nada, y lo poco que encontraba no me gustaba en exceso… bueno, me encontraba frustrado y cegato, estaba empezando a pensar en ir a que me graduasen la vista, aunque fuese a uno esos vendedores de gafas medievales que aún recorren el batha de cuando en vez.

Al final se me fue acostumbrando la vista, y, más o menos, iba discerniendo alguno que otro de las rocas que formaban el montículo, que, por cierto, me dijeron que era fango de lava, aunque estaba bastante lleno de tierra… no se. El caso es que cuando más parecía que veía, cuando mis ojos se estaban acostumbrando a diferenciar un marrón de otro marrón y un trozo de roca de otro, cuando mi cuerpo empezaba a ignorar el sol que caía sobre mis espaldas dejando marcas en mis vigorosos brazos, llegó la hora de irnos yendo de vuelta a Riyadh.

A la vuelta paramos en una gasolinera, y yo estaba en el coche, hablando con mis amigos, cuando giré la cabeza… y madre que susto de muerte, que casi se me sale el corazón por la boca y me pongo a gritar cual quinceañera en concierto de Hombres G (por poner un ejemplo). Vi un nazgul en actitud mendigante, pegado a mi ventanilla, que yo creí que tenía actitud de entrar en el coche.

Casi se me para el corazón del susto que me dio. Era la mujer saco más saco que he visto en este país. Era una cosa esférica, con su abaya negra sin ningún adorno, unos guantes negros como de invierno, de esos que son para protegerte las manos cuando tienes que trabajar en la obra, pero en negro, y con la cara totalmente tapada, pero no con una tela ligera y que permitiera ver el exterior, sino con una tela de saco tupida, que ahora me pregunto si en lugar de pedir no iría tanteando el camino para no darse de bruces contra algún coche de la gasolinera.



El caso es que volvimos a Riyadh, y nos fuimos a comer al compound, pues es el único sitio donde podemos comer siete chicos y una mujer junto a dos niños en este maravilloso país.

Los camareros de este restaurante, llevan la tradición de hacer esperar al cliente más allá de lo imaginable, pero es que lo tienen a honra, o algo así, no es como en España, que ocurre en cualquier terraza, sino que es superlativo.

Cuando llegamos al restaurante solo estábamos nosotros, y otra mesa, pero la otra mesa estaba comiendo. Nadie se acercó a nosotros (igual es que los camareros son un poco tímidos, y, como no nos conocen demasiados sentían vergüenza). Juntamos unas mesas para ver si se daban cuenta que pretendíamos sentarnos y comer, pero debieron de pensar que éramos unos amiguetes que queríamos sentarnos a charlar a la fresca de su aire acondicionado.

Cuando ya estábamos todos, los llamamos, para que nos trajesen las cartas, principalmente, llamamiento que fue respondido tras un rato de espera, igual nos estaban dando tiempo para pensarnos si de verdad queríamos comer en tan lujos restaurante.



Por fin llegaron, y nos trajeron la carta, y nos preguntaron lo que queríamos de beber, a lo que les dimos una lista sin demora para no dilatar más el tiempo e intentar ingerir el alimento a la hora de la comida en lugar de a la hora de la cena.
Aprovechando que nos trajeron a los cinco minutos la bebida y unos aperitivos que siempre ponen (unas aceitunas y un poco de pan de ese de pita) más un par de platos de humus que les habíamos pedido junto con las bebidas, les pedimos la comida.

Unos quince o veinte minutos después, cuando ya habían desaparecido los aperitivos y algunos de los comensales ya se habían terminado sus refrigerios, empezaron a traer los platos de la comida, que si unos macarrones con no sequé, que si un no sequé con macarrones, que si un no sequé con arroz en lugar de macarrones… vamos, lo típico en un restaurante cinco estrellas… pero aquí se vinieron a estrellar conmigo, que golpe.
Trajeron todos los platos menos el de una calamidad de persona que soy yo, y a los cinco minutos, cuando todos estaban comiendo, reclamamos el plato que se les había olvidado.

Dijeron que sí, que en cinco minutos lo traían, pero el tiempo pasaba y pasaba, y, o mi reloj pasa los minutos como si fueran segundos, o el reloj de la cocina está en otra dimensión temporal, porque mi comida no llegaba.

Uno de mis compañeros de mesa me ofreció que picara de su plato (gracias, Luis), a lo que el resto también se ofreció a compartir conmigo sus viandas (gracias resto), por lo que cogí mi tenedor, pero estaba sucio, y me levanté a cambiarlo (por lo de la diferencia horaria de nuestra mesa con la del servicio).

No se si mi cara de hambre les intimidó o que, por que al verme con un tenedor en la mano y dirigiéndome hacia ellos, salieron dos personas de la cocina para pedirme perdón, y disculpas, por el retraso, y, viendo mi superioridad numérica (el hambre no me dejaba ver), les solicité tan amablemente como mi ingles del Bronx me dejó, que intentaran servirme antes de que anocheciera, que, si comía después de las doce o me mojaba, me convertía en malo malote, y no sería dueño de mis actos, y que, aprovechando la coyuntura, me cambiasen el tenedor, que estaba sucio, y ya que lo único que tenía para comer era el tenedor, que me aportaría mucho hierro, que, al menos no me lo dieran con restos de comida que no había pedido, que una cosa es que la comida en este país sea barata, pero otra cosa es abusar de la buena fe de la gente.

Volví a la mesa, y como mis compañeros de comistanda me habían ofrecido anteriormente de sus platos, me puse a comer de la mendicidad…y del robo para saciar mis hambres de maldad (bueno, mas bien mis hambres a secas, pero es que lo hambres de maldad quedaba muy bien, y no se si tendré otra oportunidad de usar dicha frase). ¿Me dejas probar esto de aquí? ¿A qué sabe aquello? ¿No te vas a comer las patatas? ¿De verdad que no quieres ese medio sándwich? No tires el tomate, que ya le doy yo un recado… el caso es que cuando todos mis amigos habían terminado, y me habían adjudicado todo aquello que no iban a comerse, y yo ya estaba relleno de un montón de cosas, que parecía más que había ido a una fiesta de degustación que a un restaurante de menú del día, el camarero se dignó a traerme mi plato de comida, pero, viendo que había estado compartiendo los manjares de mis compañeros, que pesaba 5 kilos más que cuando me senté, y por la sutil sugerencia que le hice respecto a lo que podía hacer con ese plato que había tardado más de una hora en llegar desde que fue solicitado, se llevó muy amablemente mi pedido, y, además, sabiendo que soy buena gente y no me había enfadado en absoluto, ni siquiera me lo cobro… que gentiles son cuando quieren.

Después de tan pantagruélica comida, nada mejor que una buena siesta…
Bueno, aquí os dejo, por el momento, no sin antes recomendaros un libro que me acabo de terminar, y que me ha encantado, sobre todo para los que les guste ver los dos lados de las cosas, es “Caín”, de Saramago, un libro muy bueno, un libro donde podréis hacer una visita a la historia de mano de Caín, y os daréis cuenta de sus pensamientos y sus verdades, no menos falsas que las de los demás.



Esta foto se la dedico con especial cariño a mi amigo Agus, que ahora estará en su despedida de soltero... un abrazo, campeón.

Nos vemos en los bares.

jueves, 20 de mayo de 2010

VACACIONES PAGADAS

Nunca creí que en un viaje de regreso a Riyad pudiesen pasar tantas cosas, ahora creo que, incluso, pueden pasar más…

Retomaremos mis andanzas por donde las dejamos antes de que Riyad se inundase y granizase tras 14 años (ahí es nada) sin granizar.

El caso es que yo estaba en España y tenía que volver a Riyad para seguir trabajando, el pan de cada día hay que ganárselo, y no veáis como me lo estoy ganando… pero mejor no me despisto, y sigo con esta historia.

Como decía, el caso es que me levanté temprano, me duche, agarré las maletas, y me fui a Barajas, a coger el avión.

En Barajas, acompañado de mis padres y mi chica, facturé la maleta (cago en todo, no llegaba a los 20 kilos que se pueden llevar, podía haber metido alguna lata más de pulpo o de berberechos), y nos fuimos a desayunar algo, pues no habíamos desayunado (tenía que estar a las 8 en el aeropuerto y lo de madrugar en exceso nunca fue de mi devoción).

Me desayuné el que pensaba que sería mi último bocadillo de jamón antes de regresar de mi exilio pseudo-voluntario en Riyad, y nos dirigimos a la zona de embarque.

Nada más entrar, esta vez sin ningún percance (ni siquiera me pitaron las hebillas de las zapatillas que siempre me pintan), me dirigí hacia la puerta de embarque, y, en una pantalla se anunciaba que el avión llegaría una hora tarde, genial, podía haber estado con mi familia, pero me quedé solo dentro del aeropuerto… “bueno”, pensé, “aprovecharé para empezar el libro que me traigo para no aburrirme en el viaje” bueno, lo pensé después de intentar conectarme a internet, y darme cuenta que eso que dicen de la conexión gratis en barajas, es mentira, al menos, en parte de la terminal 2. El libro se llama “Una breve historia de casi todo”.

Como el avión no terminaba de llegar, pregunte en la taquilla, donde me aseguraron que llegaría y que me daría tiempo de sobra de hacer la conexión con el vuelo de Riyad desde Frankfurt, lo que en un primer momento me creí.

Por fin llegó el avión, pasaron primero los de primera, y luego los demás, yo, por supuesto, dentro del grupo de los demás.

Llegamos al avión, nos montamos tras guardar nuestras maletas en el portaequipaje (yo llevaba una mochila y la maleta de mano, entre las dos más pesadas que la maleta que facturé, ahí es nada), y me dispuse a salir… pero el avión no hacia ninguna intención de salir, lo cual empezaba a ajustar mucho más mi tiempo de transbordo, no podía ser, no podría tomarme una última cerveza de las ricas en Frankfurt, no era posible.

El caso es que en el avión reinaba el buen rollito, parecía que nos hubiésemos fumados un cigarrito de la risa, y todos, de buen humor, comentábamos que no íbamos a llegar a tiempo, hacíamos preguntas a la azafata, que por qué no salíamos, que si llegaríamos, que si tal, que si cual, pero todo de muy buen rollito.

Por fin el avión empezó a moverse, parecía que al final podría llegar a Riyad… parecía.

De pronto el piloto dijo algo por megafonía, no le entendí muy bien, así que pregunte a la chica que tenia a mi lado, una chica muy simpática de México que volvía a su casa, la cual se lo había preguntado, a su vez, a una chica alemana que tenía sentada a su lado, y al final resultaba que había una pequeña avería y volvíamos a la puerta de embarque… ahora sí que perdería el avión de Riyad… y solo hay uno al día.

Cuando el avión llegó al lugar de donde había salido, tras hacernos esperar un rato, nos pidieron que bajáramos, pues iban a intentar arreglar la avería, y si la podían arreglar, volaríamos a Frankfurt.



A algunos viajeros los mandaron por otras rutas a sus destinos, otros, un poco cansados de esperar, como una chica que iba a Frankfurt para luego ir a Varsovia a pasar el fin de semana, y viendo que perdería un día de los dos que tenía, decidieron pedir el reintegro de su dinero y no volar, y otros, unos pocos, decidimos que seguíamos el viaje, parábamos en Frankfurt, y tomábamos el avión a nuestro destino al día siguiente. Entre los que decidimos esto, estaba un hombre que volaba también a Arabia, al que conocí esperando si volábamos o no, y la chica que os comente antes, que volaba a México.

El caso es que yo tenía que volar desde Frankfurt a las 14:15 y ya eran las 13:30, en tres cuartos de hora la cosa era difícil, así que decidí tomármelo con tranquilidad, solo haría escala durante 24 horas aproximadamente.

Durante el camino quedamos el hombre que conocí, al que llamaré Luis, y la chica Mexicana, a la que llamaré Gabi, en que si teníamos tiempo, podíamos ver algo de Frankfurt, pues ya sabíamos que no cogíamos nuestros respectivos vuelos.

Sin más incidentes llegamos a Frankfurt, ciudad alemana que fue arrasada en la segunda guerra mundial, pero que, aun así… bueno, mejor no me adelanto a la historia.

Pues eso, llegamos a Frankfurt, dos chicas que volaban a Islandia cambiaron sus billetes y se fueron sin decir nada, y un matrimonio de Galicia, que volaba a Pisa, nos estuvo contando todas sus andanzas, y empezaron a discutir sobre si se habían equivocado al buscar la ruta (decía ella), que si “como tú no buscas nada, solo me puedo equivocar yo”, decía el… la verdad es que se me dio un aire al bigotes… pero eran simpáticos, yo me reí un rato, y el solo buscaba un sitio donde poder fumarse un cigarrillo.



El caso es que ya estábamos en Frankfurt, con nuestro equipaje de mano, el billete a nuestro destino y ganas de dejar las cosas para ir a conocer la ciudad.

Nos dirigimos hacia donde nos habían dicho que se cogían los autobuses para los hoteles de la compañía, y, mientras Gabi buscaba un teléfono para llamar a su casa, cosa que le facilitó la compañía, nosotros nos tomamos un café en un bar de la estación.

Cuando al fin regresó Gabi, tomamos nuestras maletas y nos fuimos a la parada del autobús.

Llegó un autobús que iba al hotel, y nos montamos, nos parecía un servicio bueno, y el hotel estaba cerca del aeropuerto, aunque al llegar, nos parecía demasiado lujoso para nuestra compañía, así que preguntamos al conductor, el cual nos dijo que no, que nos habíamos equivocado, que en el mismo sitio salía otro autobús, pero que no era este, y que, aunque el otro hotel estaba cerca, no nos recomendaba ir andando por que teníamos que cruzar la autovía… así que nos volvimos con él, y esperamos el nuestro, con lo cual ya llevábamos más de una hora entre que esperamos, dimos la vuelta y tomamos el siguiente autobús, pues este se retrasaba.

Preguntamos a un taxista que si nos acercaba, pues el autobús nuestro no llegaba, y, tras pensar un momento y preguntar algo a un compañero, nos dijo que mejor cogíamos el autobús, que paraba allí al lado… eso lo haces en Madrid, y te da una vuelta el taxista que más te vale llevar algún billete de quinientos encima…

El caso es que llegamos hasta el hotel, nos registramos, y quedamos media hora más tarde (18:30) en la recepción para ir a cenar, pues el restaurante lo habían abierto a las seis (estos europeos siempre cenando tan temprano… no aprenderán nunca).

Cuando llegamos al restaurante (todo pagado por Lufthansa), nos esperaba una muy grata sorpresa.

Era un bufet libre, y, maravilla de las maravillas… HABIA UNA PATA DE GORRINO CON UN CUCHILLO PARA TOCAR EL VIOLÍN AL LADO. De acuerdo, era un jamón serrano muy normalito, pero era JAMÓN SERRANOOOOOOOOOOO, que subidón, probé de el resto de los platos, pero solo el recuerdo de tan suculento manjar, no me deja recordarme de las demás delicatesen (creo que había más comida), y repetí de mi jamoncito… ah, y había un poco de queso también.


Tras cenar nos fuimos hacia la parada del autobús, para que nos llevase al aeropuerto, y, allí tomar el metro.

Cuando íbamos a montarnos, el conductor nos preguntó por la ficha… ¿qué ficha? Pues resulta que para montar en el autobús te tienen quedar una ficha en el hotel, del aeropuerto al hotel no, pero al revés si… así que se la pedimos a la simpática recepcionista (hay que reconocer que también era guapa), y nos fuimos de vuelta al aeropuerto, esta vez solo con la cámara de fotos y algo de dinero.



Nos fuimos para el metro, y, tras intentar descifrar media hora lo que decía la máquina para sacar el billete, que por cierto, no es nada barato, 4 liros…. Pues eso, que después de media hora intentando descifrar la máquina, pedimos ayuda a un chico que estaba en el andén, y nos saco el billete, y fue entonces, cuando vimos que si le apretabas a un botoncito con un logotipo que era una franja roja, otra amarilla y otra roja, te lo ponía en españooooooo.



Nos cambiamos de anden, ya que el tren que teníamos que tomar estaba en el otro lado, y una vez dentro conocimos a un chaval, Annoete, que nos preguntó si necesitábamos ayuda, y le dijimos que si íbamos bien, el caso es que nos pusimos a hablar, y era su primer día de curro después de un año sin trabajar, y, además iba en la misma dirección que nosotros, por lo que se ofreció a llevarnos hasta donde íbamos, el centro.

Me contó que la ciudad había sido arrasada en la segunda guerra mundial, y casi no quedaba nada original, pero que habían intentado dar un aire antiguo a la zona central a pesar que era la mayoría, moderno.

Cuando llegamos a la zona antigua, Annoete se despidió, y no nos dejó ni que le invitásemos a una cerveza… de todas formas, le estoy agradecido por la información que nos dio, y por acompañarnos en ese primer rato en Frankfurt.







Dimos una vuelta por la zona antigua por la noche, que es muy pequeñita, pero es muy bonita, y luego nos volvimos hacia el metro, pues a la salida del mismo se estaba celebrando la fiesta de la primavera, pero como era Jueves cerraban pronto, y solo nos dio tiempo a tomarnos una cerveza, de la cual tengo el recuerdo de una jarra que a sugerencia de Luis nos llevamos de recuerdo.

La verdad es que la pagamos, pues nos daban un tique que si devolvíamos la jarra nos devolvían dos euros, y la tengo en el congelador para cuando me quiera tomar una cerveza “sin alcohol” bien fría… ;P.

Nos volvimos al metro tras cerrar todos los bares… (Los cerramos aunque solo fuese con la última cerveza), y luego tuvimos que esperar una media hora por el autobús de nuestro hotel (pasaron cuatro del otro hotel de lujo al que llegamos la primera vez).



Quedamos en levantarnos pronto la mañana siguiente, para ver Frankfurt de día, y luego irnos al aeropuerto (todos nuestros vuelos salían a la misma hora, teníamos que estar en el aeropuerto a las 12:30 más o menos).

Nos vestimos, bajamos a desayunar (un buen desayuno, por cierto, pero el jamón no estaba ya… que pena), con zumito y todo, recogimos las maletas y nos fuimos al aeropuerto de nuevo.

Una vez en el aeropuerto nadie sabía dónde estaba la consigna para dejar las maletas, y tras una media hora de subir y bajar por las mismas escaleras siguiendo las indicaciones de unos y otros, cuando dejamos de hacerles caso y empezamos a ver por nosotros mismos, encontramos la consigna, y dejamos las maletas, yo me lleve la de la cámara.

De nuevo regresamos al metro, comentando que no sabíamos por que habíamos pagado, si no nos habíamos encontrado con ningún revisor… y justo en ese metro había uno, menos mal que pagamos… jajajajajajaja.



De nuevo en el centro, recorrimos la ciudad por la zona del rio Main, afluente del Rhin (lo acabo de mirar en wikipedia, no sabía cómo se llamaba el rio), de lo cual os dejo algunas fotillos curiosas.







A la vuelta, ya con el tiempo pisándonos los talones, nos paramos en la zona de las casetas a tomarnos una salchicha y una cerveza, no podíamos irnos sin despedirnos debidamente de esta bonita ciudad.

En el metro un mendigo intentó ayudar a sacar un billete a Gabi, y nos hizo perder un poco de tiempo, para algo que ya sabíamos cómo hacer, y que al final hicimos nosotros mismos, pero el hombre no cejaba en su empeño de querer ayudarla, supongo que para ganarse algo.

Ya de vuelta en el aeropuerto fuimos a recoger las maletas, y nos despedimos de Gabi, ella se iba a México, donde, ya nos lo ha comunicado, ha llegado perfectamente, y sin más dilaciones.

Nosotros nos fuimos a la zona de embarque, y a mí me pitó algo, como no, eso es indicador de que llegaré bien a mi destino, y me pasaron el escáner de mano, que sonaba como R2D2 de Star Wars, y cuando se lo comenté al policía, me demostró su poco sentido del humor, tuvo que llegar una compañera para explicárselo, esta sí, con más luces y más sentido del humor.

Luego tenía que pasar por un mostrador, y cuando me puse en una cola, al llegar al hombre que me atendió me mando a la cola del final, y, cuando llegue a la del final, después de esperar un rato, me mandaron a otra… que por fin era la adecuada, por un momento pensé que estaba en España en las oficinas de hacienda, de una cola a otra, peor que la administración pública.

A Luis le hicieron abrir la maleta, y eso nos retrasó un poco, pero como íbamos con tiempo de sobra, no hubo ningún problema.

Por lo demás llegamos a Riyad sin ningún incidente, y ya estamos trabajando.
Por último, recomendaros el último disco de uno de mis grupos favoritos del panorama musical español actual, los LORI MEYERS, con su disco, recién sacado al mercado, “Cuando en destino nos alcance”.

Un abrazo muy fuerte a todo el mundo, y en especial a toda esa gente que tanto hecho de menos.

Nos vemos en los bares.

lunes, 3 de mayo de 2010

LA LLUVIA EN SEVILLA ES UNA MARAVILLA, PERO LA LLUVIA EN RIYAD, ES UNA CALAMIDAD...

Hoy me planteaba contaros mis des-aventuras de regreso a Riyad desde Madrid, pero creo que esto tendrá que esperar, pues, sino, no hablaré de lo que hoy me ha acontecido.



Como todos los días, teníamos que comer, por lo que he ido a casa a comer, hoy en el coche de un compañero. A la vuelta, estaba empezando a llover, solo un poquito (eso sí, con unos goterones que parecían puños), pero nada más llegar al trabajo, ha empezado a llover como si nunca hubiese llovido aquí (bueno, ese dicho, igual aquí no pega, pues aquí, llover, llover, lo que se dice llover, creo que desde el cretácico o antes no lo hacía…), pero bueno, el caso es que se ha puesto a llover de manera loca.

Todos nos hemos quedado extasiados viendo lo bien que cae el agua cuando llueve, fíjate, todita hacia abajo, con leves inclinaciones cuando el viento decide dar un poco de compas y romper la monotonía de movimiento.

No suficiente con esto, ha empezado a granizar, no eran demasiado grandes los granizos, solo como canicas pequeñitas, pero es que, por lo que me han contado, no granizaba aquí desde hace 13 años… casi nada.



Las ventanas, que deben de tener el goterón más taponado que nada, han empezado a hacer aguas, con lo que la oficina se nos ha empezado a llenar de agua que entraba por las ventanas…

El caso es que gracias al agua no he salido esta tarde a la obra (no sé si decir gracias o no, pues mañana tengo trabajo doble, pero bueno), tiempo que he aprovechado para hacer trabajo de oficina.

A esto han llegado las cinco y media, y me ha comentado mi jefe (menos mal que se ha acordado de mí…) que si sabía que casi todas las calles estaban inundadas y que no podíamos o podíamos salir difícilmente de la obra.

Como mi coche es más bajo, he decidido que mejor me iba con él, no fuera a ser que me dieran los bajos… jejejejejejeje, pero es que al salir, esto parecía que se hundía, hasta para los camiones parecía que había mucha agua.

Había varios coches parados en mitad de la calzada, que no podían seguir, otro optaban por subirse a la mediana, que está más alta (los cuatro por cuatro solamente), y otros, como nosotros, por limpiar los bajos del coche, que también lo necesitan de vez en cuando.

Hemos conseguido pasar el primer charco, y hemos seguido, bordeando la obra para poder acceder al cambio de sentido para ir a nuestra casa…nos hemos encontrado con otro lago de dimensiones parecidas, que hemos sorteado por la zona alta del peralte, y, al llegar a la zona donde teníamos que hacer el u-turn (giro de 180 grados), estaba la rotura de la cañería, solo faltaban los patos para que fuese igualito que el retiro (salvando las diferencias, claro está), todos intentando pasar por un estrecho carril en la zona alta del lago, y los que no se atrevían, dando media vuelta y yéndose en dirección contraria.



Al final hemos llegado a casa, pero os juro que nunca había visto llover de esta manera… al menos en Arabia.

Después de tantas aguas, nada mejor que recomendaros el disco de Supersubmarina, Electroviral, está genial, al menos a mi me lo parece.



Un abrazo, y nos vemos.

P.D. Quien me presta una patera
Para llegar a mí casa
Porque todito el camino
Está llenito de agua.

martes, 20 de abril de 2010

TRAFICO DE ¿DROCAS?



Muy buenas, gente, de nuevo estoy aquí, para daros un poco la brasa con otra de mis aventuritas de abuelo olvidadizo…

Ya he vuelto a España, gracias a todo antes de que el volcán de Islandia cerrara todos los aeropuertos de Europa, de hecho, tengo compañeros esparcidos por medio continente, esperando a que abran los aeropuertos.

Esta vez, para venir, de nuevo vía Frankfurt, no he tenido retrasos, el embarque fue bien, el avión en tiempo, y he podido dormir 3 horas seguidas en el avión antes de llegar a la anteriormente mencionada ciudad alemana.

Todo parecía ir a pedir de boca, llegué a tiempo, con tiempo, y, tras recorrer medio aeropuerto, llegué a la zona de los escáneres.

No había demasiada gente, procedía a quitarme el cinturón, sacar el ordenador de la bolsa para que pasara de forma separada a la bolsa que lo contenía, puse la maleta de mano en otra bandeja, y pase el arco de metales sujetándome los pantalones, pues sin cinturón se me caen un poco.

Esta vez todo parecía ir genial, pues, ni siquiera, me pitaron las zapatillas (algo increíble, deben de estar perdiendo potencia los susodichos arquitos, pues siempre me pitan y me las tengo que quitar…).

Me puse en la cola a esperar mis objetos, cuando vi que apartaban mi maleta, mientras el resto de mi equipaje se dirigía a mí.

Cogí mi equipaje como pude, y me acerqué a ver qué pasaba con mi maleta.

Una policía muy seria me hizo entender que tenía que abrir mi maleta, pues algo raro se veía en el escáner, así que abrí mi maleta, que contenía… un libro (luego os lo recomendaré), y dos paquetes con…. Rosas del desierto.

Al parecer las rosas tenían formas sospechosas, por lo que me preguntó que era, a lo que conteste que piedras, que eran rosas del desierto, traídas desde Arabia Saudí.
Sin variar su expresión (podía sonreír un pelín la chiquilla, madre mía), me indicó que debía coger todas mis pertenencias y acompañarla hasta otra sala.

Llegué a una sala, con un mostrador metálico, y me volvieron a hacer abrir la maleta.

De nuevo, otro policía, este mas del puro estilo alemán, alto, gordo, calvo y también con una expresión de total simpatía en su cara, vamos, de esas expresiones que te dicen, “tío, me caes bien, ya verás lo bien que lo pasamos juntos, y lo que nos vamos a reír, sobre todo, tu” me preguntó en un exquisito ingles “¿qué es lo que llevas en estos paquetes?”, a lo que contesté en un no menos exquisito y convincente sajón “piedras, rosas del desierto”, afirmación mía que fue seguida de una no menos creíble y demoledora contestación suya “eso decís todos”…

Rodeado ya de tres policías, la chica del principio, el calvo y otro policía tan alto como el calvo, pero con una cara un poco más amigable, procedí… o procedieron a abrir el primer paquete, del cual sacaron… ohhhhhhhhhhhhhh, una rosa del desierto. Le pasaron un tipo lija por encima y lo llevaron a analizarlo rápidamente, para ver si tenía droga.

A todo esto, yo, que no llevaba demasiada ropa, empecé a sudar como si aún no hubiese salido de Arabia, pues no es nada agradable que te traten de traficante.
Como el primer paquete le pareció que no era significativo, tuve que abrir el segundo, en el que traía varias piedras sueltas, eso sí, muy bien empaquetadas, y pasaron la lija por todas ellas para ver si alguna era droga.

Mientras que ellos hacían eso y miraban a las piedras con caras extrañadas, yo intentaba explicarles como se formaban y que eran esas piedras, aunque creo que aun no lo tienen muy claro.

Tras unos veinte minutos, por fin se dieron cuenta que las piedras no eran de costo u otro estupefaciente, por lo que me dijeron que me podía ir, eso sí, que me empaquetara yo esas piedras que tanto trabajo me había costado empaquetar en casa, temblando como estaba, y me dejaron una cinta de la policía para ello, eso sí, ya no quedó tan bien embalado como antes…



Tras esto, me fui a buscar mi terminal, y, tras recorrerme la otra mitad del aeropuerto, llegué con tiempo, así que me tome una franciscaner para matar el susto.
Moraleja, no llevéis solo piedras en la maleta, y menos si es de droga, pues os paran seguro.

Para finalizar, volvamos al libro, el libro que llevaba era “El evangelio según Jesucristo”, de José Saramago, una visión totalmente diferente de la vida de Jesús, y, aunque escrito 1700 años después que el resto de los evangelios reconocidos por la “Santa Madre Iglesia”, no me nos creíble que ellos. Os lo recomiendo por que podréis tener otra visión de cómo pudieron ser las cosas.

Hasta la próxima entrega.

Besos.

viernes, 26 de marzo de 2010

MAYA

Ayer fue un día extraño, en el que tampoco pasó nada especialmente especial.

Yo estaba en casa, tranquilamente, haciendo la colada (tenía que poner dos lavadoras, limpiar la casa, preparar algo de comida para la semana… vamos, lo que hacemos los chicos que vivimos solos para poder sobrevivir sin gastar demasiado dinero), a eso de las 4 de la tarde, y acababa de subir a poner la secadora de la lavadora que se había terminado.

Solo me quedaba una hora para sacar la ropa, y, mientras, tenía decidido ponerme a leer un poco, que últimamente me prodigo poco en este placer tan íntimo para mi (íntimo por qué no leo en voz alta, sino que leo en silencio, y mejor cuando estoy solo).

Pues estaba yo preparándome para disfrutar de dicho placer, cuando uno de mis amigos casados me llamo por teléfono:

- Que nos vamos al centro, que mi mujer tiene que ir a recoger una abaya, y que digo, que si te vienes, pasamos por el saco, y por otro supermercado, y así se nos pasa la tarde.

- Vale, y si podemos, nos pasamos por una tienda de deportes y me compro un palo de billar, que el último que tenia no lo encuentro (bueno, no he tenido nunca palo de billar, pero aquí me estoy aficionando a dicho juego, y todos tienen su propio palo, menos yo, y cuando vamos a jugar, a veces me toca jugar con unos palos mas malos que la quina).

El caso es que nos fuimos a pasar la tarde haciendo el deporte nacional de este país, irte de compras al centro comercial ¡CHUPIIIIIIIIIII!!!!!!!!!

Íbamos 4 personas, otro hombre (habría dicho “chico”, pero su edad excede como para llamarle ya por dicho apelativo :P), el matrimonio y yo.

Nos pasamos por el saco, donde mi otro amigo tenía que comprar una bascula para “pesar la maleta antes de irme, que no quiero pasarme de peso y pagar una fortuna por un par de quilos”, y de paso controlar que va haciendo progresos con su dieta del caminanding, que consiste en caminar a marcha forzada 1 hora diaria, y luego meterte unos postres de padre y muy señor mío…

Bueno, que me disperso, el caso es que fuimos al Saco, una tienda en la que igual encuentras un sillón de diseño que un tornillo o una clavija para el ordenador, y compramos rápidamente la bascula, y no sé que más compro el matrimonio.

Nos fuimos al centro comercial, y como llegamos casi a la hora del rezo, nos fuimos a una cafetería española, a tomar un café, pero no había zona de familias, e íbamos con una mujer, así que le preguntamos al camarero, y nos indicó que en el café de al lado si había zona de familias, por lo que salimos por la terraza, (zona exclusiva de hombres), llegamos a la zona del otro café por la misma (zona exclusivamente de hombres), cruzamos por toda la zona interior (de hombres) y nos llevaron al reservado de familias (zona de no fumadores).

Nos metieron en una cabina setentera, pintada de rojo y de naranja, con sillones cuadrados, y cristales traslucidos, lindísimo todo, y nos pedimos un café con leche, hielo triturado y chocolate tres de los cuatro.

Preguntamos si se podía fumar, y nos contestaron con un rotundo, no, que nos hizo sospechar que querían decir que no se podía fumar.

Tenían una carta de la Menorquina, helados españoles, de la cual he hecho una foto para todos aquellos que no me crean.



El caso es que llegó la hora del rezo, y nos dejaron allí dentro, tomando nuestro café, menos el casado, que se tomó una tarta de queso y un zumo de naranja (se cuida mal el amigo, me han dicho).

Mi amiga, que es fumadora de toda la vida como yo mismo lo era hasta que dejé de fumar hace casi dos años (como pasa el tiempo), tenía el mono de fumarse un cigarrillo, por lo que dijo:

- Si total, no hay nadie, y es la hora del rezo, porque me fume un cigarrillo aquí, no va a pasar nada, digo yo.

Y procedió a fumarse el cigarrito.

Justo antes de que se terminase el cigarro, se terminó el rezo, y volvieron los camareros, procediendo a rociar el local con un espray anti humo, por lo que nuestras sospechas de que no se podía fumar, eran infundadas, se podía fumar, pero tenias que tener un espray anti humo para rociar el local (que raros son estos camareros en arabia, digo camareros en arabia, porque ninguno de ellos es árabe, son de filipinas, india, Bangladesh, o países afines).

De allí nos fuimos a recorrer el centro comercial para recoger la abaya, pero estaba cerrado, y, tras esperar un rato, dando vueltas por allí, y viendo lo que había en otras tiendas (vi un cáliz misal, con los recipientes del vino y el agua, y un libro que bien habría podido ser una biblia), decidimos ir a hacer la compra que quería hacer mi amigo, y ya, de paso, todos comprábamos algo, pasando antes por la tienda de deportes para comprar mi fastuoso palo de billar.

Realmente teníamos poco tiempo, pues solo teníamos un rato entre rezos para comprar mi palo y llegar al centro de compra domestica (supermercado, en pocas palabras).

Entramos en la tienda de billar, y fuimos rápidamente a por los palos (la tienda tiene tres plantas…) preguntamos y nos dijeron que estaban en la segunda, por lo que mis amigos no hicieron caso y se pararon en la primera, y yo seguí a la segunda, por lo que tuve que bajar luego a la primera que era donde tenían los palos.

No eran muy caros (bien, eso era precisamente lo que yo quería), así que procedí a buscar uno que me gustara, y encontré uno completamente negro, de fibra de vidrio (solo un trocito en el medio envolviendo la madera), hecho en china por 95 riales (unos 18 euros), y luego compré la funda para llevarlo, esta más baratas, por siete euros (35 riales).



Lo compramos deprisa, y nos fuimos al supermarket, yo todo flamante con mi nuevo palo de billar.

Hicimos la compra en dicho súper mercado (no diré que fuimos al supermercado porque mi amigo es donde se compra los calzoncillos y se compro como para no tener que lavarlos hasta que vuelva a España por si se siente ofendido), durante la hora del rezo. A mi amigo le gusta mucho el zumo de uva, y hacer pan dulce, por lo que se compró 6 botellas de a litro de zumo de uva roja (que gusto más raro), levadura, y azúcar para poner una panadería de pan dulce.

Yo compré yogures y productos de limpieza corporal, que ya va haciendo falta eso de meterse debajo del agua y frotarse, y el matrimonio compró huevos como para hacer la tortilla de patatas más grande del mundo.

De ahí volvimos al centro de las abayas, no sin antes tener que esperar en la caja, que fue, como Murphy proclama a voces, la última en abrir (no se si fue por Murphy, o por una conjura judeomasónica, pero por algo de esto fue).

Pues eso, que volvimos a la tiendita de las abayas a medida, pero seguía cerrada, así que llamaron al dueño, o al dependiente, y resulta que estaba de reparto, pero que en media hora llegaría.

Suponiendo que no iba a ser media hora, nos fuimos a dar otra vuelta por el centro comercial, y es aquí cuando llegamos al punto que os quería contar, llegamos a una tienda de lencería erótica para mujeres…. Ummmm cualquiera que piense en esto puede empezar a engordar, al menos en alguna parte de su cuerpo, si tiene la suficiente imaginación…

El caso es que tenían algunos modelos típicos, de encaje, en rosa o rojo, con trasparencia en los pechos, con braguitas tanga, para que las mujeres vayan ligeramente rasuradas, y marcando curvas, ligueros a juego…. Voy a parar de dar detalles, que si no tendré que ausentarme al baño.

Entre medias estaba el modelo erótico más bonito que he visto jamás, un modelo con el que he soñado toda la noche, y que no creo que ya se separe de mis perversiones eróticas, un modelo que no podré olvidar jamás, y que me perseguirá en mis pensamientos, llevándome más allá del sumun del placer, un modelo que será la imagen de mis fantasías eróticas y el destino secreto de mis eyaculaciones en solitario y de mis sueños ninfómanas un modelo que no soy capaz de expresar con palabras por miedo a quedarme corto en la descripción de sus bellezas, por lo que procedo a poner una fotografía de ello, pues, ya que no podía comprarlo, me traje conmigo una foto para recordarlo siempre jamás, y quiero compartirlo con vosotros para que participéis de mi festín de lujuria y perversión…



Tras esto, poco más que contaros, la abaya no estaba bien hecha, así que se la dejamos para que se la comiese con patatas, nos fuimos a comer también nosotros, pero al Toni Romans, y luego a casa, y me jodió mucho no poder estrenar mi palo de billar, pero bueno, a ver si hoy puedo estrenarlo.

Besos a todos, y nos vemos pronto.

P.D.: Perdón si me he extendido un poco, pero como hacia tanto que no escribía nada, me tenía que desquitar… Más besos.

jueves, 11 de febrero de 2010

LA CAFETERA


Hola, querido, dejado a vuestra suerte e incondicional público.

Hace mucho que no os cuento ninguna de mis batallitas (ya voy para mayor, y tengo que contar batallitas para practicar para los hijos que tendrán los hijos que aun no tengo).

Esta vez os quería contar una que pasó aquí, pero que podía haber pasado en cualquier sitio, y que espero que os sirva para aprender a no hacer ciertas cosas como me paso, perdón, le pasó a un amigo mío.

El caso es que todo empezó de una forma normal, pero claro, no todo podía salir perfecto, sino, no tendría nada que contar, claro está.

Yo, es decir, mi amigo, había quedado con unos compañeros de trabajo aquí en Arabia, bueno, mi amigo no vive en Arabia, pero le situaremos aquí, para invitarles a una comida debido a que se había mudado a un piso más grande, y se lo tenía prometido.

La comida empezó de una forma genial, todo el mundo estaba a la hora en la casa, trajeron unos postres, digamos que dátiles, y pasteles morunos, por ejemplo, la comida estaba preparada, y uno de los invitados trajo, perdón, llevó una cafetera italiana y café lavazza, que dicen que es el mejor de Arabia.

Os preguntareis por que llevó una cafetera italiana… pues bien, como todos ustedes saben, el café no queda igual en una cafetera que en otra, y en la cafetera italiana queda mejor que en las de embolo, y, alguno de los comensales, era especialmente exquisito a la hora de tomar café. Estas cafeteras son muy difíciles de encontrar en Arabia, sino imposible, por lo que me habían, perdón, le habían contado a mi amigo.
Como iba contando antes de esta interferencia, la comida prometía ser algo genial y magnífico.

De primero había unas lentejitas, con carne de camello, carne de ternera, zanahorias, pimiento… vamos, menos carne de cerdo, y chorizo, lo que llevan unas lentejas (lo sé porque mi amigo me dio todos estos detalles, no seáis tan suspicaces), que me salieron, digo, le salieron, para chuparse los dedos, y no es por egocentrismo, es que mi amigo me dijo que le salieron de rechupete, yo, ni las probé.

De segundo, preparó unas costillitas de cordero hindú, que no era borrego viejo porque si no habrían tenido un tamaño del doble que tenían, marinadas con zumo de naranja, limón, ajito bien picadito, perejil, aceite y sal, y luego frititas (doy todos estos detalles porque mi amigo es muy tiquismiquis con la cocina…), que nadie tenía hambre, pero no dejaron ni una.

Ya solo faltaban los postres, así que, ¿por qué no hacer un cafelito con helado? (dijo mi amigo).

Solo había un pequeño problema, la cafetera era de dos tazas, y éramos, perdón, eran cuatro los comensales, por lo que tendríamos, perdón, tendrían que hacer el café en dos tandas.

Se hizo la primera tanda de café, y se sirvió, se lavó la cafetera, se rellenó de café, se cerró, y se puso al fuego.

El café tardaba mucho en hacerse, por lo que el dueño de la cafetera y mi amigo, es decir, yo, perdón, mi amigo, empezaron a mosquearse, y uno de los comensales preguntó si se había puesto agua en el compartimento del agua, a lo que mi amigo, es decir.. bueno, el que fuera, dijo, “claro, no soy tonto”, pero aquello seguía sin hacerse.

El tiempo pasaba, pero aquello no sacaba el agua, y de pronto empezaron a aparecer unas ampollitas en toda la superficie de la cafetera, a lo que ya todo el mundo , incluido yo, digo mi amigo, empezaron a creer seriamente que no se había puesto agua en la cafetera, por lo que se procedió a intentar retirar la cafetera del fuego, cosa que se complicó cuando yo, digo mi amigo, se quedó con el asa en la mano, y como el fuego seguía caliente (aquí, digo en Arabia, o donde viva mi amigo, el fuego es eléctrico, y sigue calentando mucho rato después de que se apaga), no dejaban de salir burbujas en la pintura intumescente¿? De la cafetera.

Por fin la retiraron del fuego, y la enfriaron bajo el agua fría… pero ya quedó inservible para los restos, pues, a pesar de que la puse, digo, mi amigo la puso el asa, el calor había sido tanto que había fundido la goma interior, y nunca más se pudo abrir dicha cafetera.

A todo esto, el dueño de la misma, haciendo de tripas corazón, con las lagrimas en los bordes de los ojos y tragando todo el veneno que le había salido al morderse la lengua para no decir nada, siguió sin decir nada, y, simplemente aparentando que había sido un accidente (pero pensando en cómo asesinar sin que nadie se diese cuenta al asesino de su cafetera).

Aquí termino la historia... o no, por que dos días después me fui, digo, mi amigo se fué a Bathja, o como se escriba, a acompañar a otros dos compañeros a cambiar dinero, y, dando una vuelta por dicho barrio, que es barrio pakistaní de Riad, llegaron a la zona de los cacharros de cocina.

Llegados a este punto, y entrando en una tienda de dicho barrio, mirando los cacharros que habían, teteras, tostadoras, etc., vimos, digo, vieron unas cafeteras de dos tazas, similares a la que se había autosoldado mediante calor interno regularmente distribuido para realizar una soldadura homogénea.

Preguntaron el precio de dicha cafetera, y me, digo, le pidieron “x” riales por dicha cafetera que es de marca española, por lo que empezó a charlar con el tendero, y empezó a ver si rebajaban el precio.

Después de un rato de charla, y tras acordar que compraría dos cafeteras en lugar de una, y luego conseguir un pequeño descuento porque una de ellas estaba mínimamente picada en la tapa, pagué, digo, pagó, “y” riales por las dos (no digo el precio por que mi amigo me ha pedido que no lo dijese, pero ahorró un 33 por ciento del importe original por cafetera).

Con mi, digo, su compra en la mano, volvió al compound donde vive, y se encaminó todo feliz, y contento, con su adquisición teóricamente, imposible de comprar en Arabia, a la casa de su compañero (el compañero que había perdido su cafetera en tan dramáticas circunstancias), y tras llamar a la puesta, “ding, dong”, perdón, llamó al timbre, salió mi compañero, perdón de nuevo, su compañero maldiciendo, pues, estaba en pelotas, bueno, con una toalla alrededor de la cintura, pues acababa de ducharse, cagándose en arameo en algún familiar del que llamaba a la puerta… hasta que vio con sus propios ojos el objeto con que le obsequiaban, que, aunque alguno pueda pensar mal, no debería, sino que le obsequiaba con una cafetera para que pudiese seguir despertándose cada mañana con el café hecho con su cafetera italiana.
Bueno, espero que os haya gustado esta historia, e intentaré publicar mas historias en menos tiempo, que últimamente estoy muy perro…

Como colofón, os recomendaré que pongáis alguna planta en vuestras vidas. Eso es otra historia que os contaré espero que en breve.

Un abrazo a todo el mundo que quiero.

P.D.: En serio, que no era yo, que era un amigo, aunque no se lo crea nadie….jejejejejejeje.